I
Objetaré contra un acápite muy discutible de la Ortografía de la lengua española. El acápite se llama La coma como signo delimitador (pp. 302-306).
Los expertos conceden que “se verifica en muchos casos” (p. 303) que los signos de puntuación son correlatos de una pausa en la cadena hablada. Pero además conceden que en algunas secuencias la elección de la coma depende “de la forma en que quien escribe desea organizar las ideas” (p. 303).
Los expertos mencionan que los criterios para la organización de las ideas son dos: por un aparte, “el grado de dependencia de las secuencias” que deben ser separadas (p. 303); por otra parte, “el grado de relevancia” de cada una de las palabras (p. 303). Al parecer ambos criterios son facultativos del escritor.
Así por ejemplo, ud. puede decidir qué tanta dependencia tiene la secuencia Lo hizo con el adverbio inmediatamente siguiente Lamentablemente: ud. puede elegir entre tres oraciones, según los expertos:
“Lo hizo. Lamentablemente.
Lo hizo; lamentablemente.
Lo hizo, lamentablemente”(página 303)
Se fundaron los expertos, faltando del modo siguiente a la claridad conceptual, en que “La presencia de la coma en un enunciado puede ser opcional u obligatoria” (p. 303). Tal es el grado de indeterminación que los expertos llegan a afirmar: “el uso de la coma (…) puede llegar a depender del gusto o de la intención de quien escribe, así como de factores contextuales, como las dimensiones y la complejidad del enunciado, la presencia de puntuación cercana, etc.” (p. 303).
Como consecuencia de la anterior permisividad, los expertos se ven en la obligación de usar el comodín, llamado estilo de escritura, cuando dicen: “Se registran, así, estilos de escritura más o menos trabados en función de que se elija poner un menor o un mayor número de las llamadas comas opcionales” (p. 304, letra negrilla mía).
Desde que los expertos concedieron el uso ‘opcional’ de la coma, ha dejado de ser posible hablar de corrección o incorrección, lo cual es una falta al mismo concepto de la recta escritura u orto-grafía.
¡No hay de qué precuparnos seguramente! ¡Los expertos han defendido “la legibilidad del texto” (p.304), optando “por un medio racional y equilibrado de la coma” (p. 304)!
Bien es sabido, pero más que todo entre los spinozistas, que el vulgo no se guía por la razón: ¿cómo va a ser posible, por consiguiente, que los expertos sobrentiendan, incorrectamente, que el uso ‘opcional’ de la coma será en todo caso un uso ‘equilibrado’ y ‘racional’? Faltan al axioma básico del comportamiento y contradicen su misma disciplina. Digamos, para honrarlos: «Que, faltan al, axioma bá,sico del, comportamiento y, contradicen su, misma discipli,na». Es una cuestión de estilo de escritura.
II
El uso de la coma es por naturaleza obligatorio. La obligatoriedad de su uso depende única y exclusivamente de las relaciones sintácticas. La Reina, que se llama a la Sintaxis, impera necesariamente sobre el Peón que llamamos Coma. Y, si llega a decirse que ésta relación de absoluto dominio no tiene lugar, no sólo debe demostrarse, sino que debe así debe hacerse con claridad y suficiente distinción, pues faltaríamos a la lógica si admitimos lo que los expertos dicen, pero sólo de pasada, como elocuentes charlatanes. La ‘coma opcional’ es una idea, pero inadecuada y bien inadecuada.
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