Eran marcas el punto alto, o la distinctio propiamente; segundo, el punto medio, o media distinctio; tercero, el punto bajo, o subdistinctio. El punto alto marcaba una pausa prolongada, un periodo. El punto medio indicaba una pausa intermedia, cólones. El punto bajo indicaba una pausa menor, una coma. El periodo estaba formado por cólones, los cólones por comas (288).
En el medioevo la puntuación sirvió "como auxilio para indicar al que lee [en voz alta, ante un auditorio] dónde debe establecer las pausas sin que el mensaje pierda su sentido" (289). La puntuación facilitaba la lectura en voz alta.
También la puntuación se adecuaba a los requisitos del retórico, a la estilística.
Antonio de Nebrija optó por un sistema binario de puntuación (289).
En la Alta Edad Media aparece el signo interrogativo, empiezan a usarse las minúsculas. San Isidoro propició el aumento de textos puntuados, así como Carlomagno (289).
La puntuación entonces adquiere otra función: "pasa a ser también la correcta interpretación de los textos escritos, ya que una mala lectura puede significar un equívoco jurídico, en el caso de los textos cancillerescos, o una herejía, en el de los bíblicos" (289-90).
La imprenta es un descubrimiento decisivo. Según los expertos, "a los impresores y correctores, más que a los autores, se debe la fijación de los criterios de uso de los signos y el hecho de que la puntuación trascienda el ámbito personal, e incluso el nacional, para universalizarse" (290).
Destaca el tratado Epitome ortographiae de Aldo Manuzio.
Las Reglas de ortografía de Nebrija no se ocupan de puntuación (290). Según los expertos, "la primera obra que trata la puntuación en español es de Alejo Venegas, que en 1531 publica un tratado de ortografia" (290).
La Real Academia Española sólo hasta la publicación del Diccionario de autoridades (1726) reconoce "que la ortografía debe incluir reglas no solo para la correcta escritura de las voces, sino también para la distinción de cláusulas, oraciones y periodos" (291).
En 1741 es publicada "la primera ortografía académica" (291). En 1754 es publicada otra.
"Durante el siglo XIX", según los expertos, "queda establecido el inventario de signos de puntuación que conocemos en la actualidad: en la ortografía académica de 1815 se incorporan los corchetes como variante de los paréntesis, y a partir de 1880 se establece la distinción entre el guion y la raya" (291).
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